Coincido plenamente en todo lo que dices. Justo hace unas semanas intenté escribir sobre la muerte. Y no me salió. Es algo que escondemos, que ocultamos, que negamos.
Ojalá tuviéramos una relación diferente con ella porque es una compañera inevitable.
Totalmente de acuerdo, Isabel. Es un tema que pesa, que evitamos, pero que, como dices, es una compañera inevitable. Cristina ha sabido darle palabras con una delicadeza admirable. Ojalá poco a poco aprendamos a mirarla de frente, con menos miedo y más aceptación.
Muchísimas gracias, Isabel! Te entiendo perfectamente, a mí también me ha costado hasta reflexionarlo, tenemos tantos muros... Pero es parte esencial de la vida. Ojalá aprendiéramos a abrazarla con más naturalidad. Gracias por compartir tu reflexión y por tus palabras, ojalá puedas escribir sobre ella cuando te nazca. Un abrazo!
Gracias, Cristina, por este texto que nos enfrenta con una verdad que tantas veces evitamos mirar. Leerlo es como detenerse un momento en medio del ruido y recordar lo esencial: la vida es un préstamo, y cada día es una oportunidad de habitarla con intensidad.
Me quedo con esta frase: “Nadie recordará el número exacto de días que vivimos, pero sí los momentos en los que estuvimos realmente presentes.” Qué cierto es. Nos obsesionamos con durar, pero olvidamos que lo único que realmente importa es cómo vivimos. No es la cantidad de días lo que deja huella, sino la intensidad con la que nos atrevemos a sentirlos.
La muerte es la única certeza, y sin embargo, vivimos como si no nos perteneciera. La esquivamos, la disfrazamos con eufemismos… pero ahí está, como un recordatorio de que el tiempo sigue su curso, de que la existencia no es infinita y de que, quizá, lo único verdaderamente trágico es llegar al final con la sensación de no haber vivido de verdad.
Nos han vendido la idea de que lo importante es durar, pero, ¿de qué sirve durar si no se siente la vida en las venas? ¿Si cada día es un trámite, una lista de pendientes, una rutina monótona sin propósito? La verdadera urgencia no está en escapar de la muerte, sino en asegurarnos de que cada día cuente, de que nuestra existencia deje una huella, aunque sea en un solo corazón.
Sí, la muerte nos iguala a todos, pero lo que nos diferencia es cómo elegimos vivir. ¿Con miedo o con coraje? ¿Evitando o abrazando? ¿Contando los días o llenándolos de vida?
Ojalá podamos hablar más de la muerte. No con terror, sino con la serenidad de quien entiende que es solo otra forma de transformarnos. Porque el verdadero drama no está en que la vida termine, sino en que pasemos por ella sin habernos sentido realmente vivos.
"La muerte nos iguala a todos, pero lo que nos diferencia es cómo elegimos vivir". Qué gran verdad y qué bonito comentario, Alma de corredor 🤍 Súper profundo y lleno de reflexiones y certezas. Es increíble ver cómo ha resonado en ti y cómo lo has transformado en una reflexión aún más poderosa. Ha sido súper inspirador leerte. Gracias!
No puedo estar más de acuerdo, el problema es que nos olvidamos de vivir plenamente, nos olvidamos de la intensidad, la autenticidad, la presencia.
Ojalá podamos seguir abriendo estos espacios para hablar de lo esencial, para recordar que estamos aquí de paso y que lo único que realmente poseemos es la forma en que elegimos habitar cada instante. Gracias por detenerte, por sentir y por compartir. ✨
Que bonita historia y que dura a la vez porque se siente que Tatiana ansiaba vivir, le gustaba la vida, pero ya no, en esas condiciones. Que gran lección nos da y cuanta certeza en cada palabra. Quienes nos recordarán lo harán siempre por como les hicimos sentir, por lo amables que fuimos, la honestidad con la que les tratamos. Y muy probablemente no recordarán lo ricos o pobres que éramos, nuestro color de ojos o cuántas arrugas teníamos. La vida va de AMOR y poquito más que añadirle ✨
Qué bonita reflexión, Sonia. Cristina ha logrado transmitir esa certeza con una sensibilidad que cala hondo. Al final, somos recuerdos en los demás, y lo que realmente queda es cómo hicimos sentir. La vida va de eso, de amor y conexión.
Qué bonito, Elsa, me alegra mucho que la reflexión haya resonado contigo. Totalmente de acuerdo, lo que dejamos en los demás es lo que de verdad queda. 💛
Justo, ver esa forma de ansiar vivir es precisamente lo que me rompe en dos, el decir: "ellas lucharon con todo para seguir teniendo lo que yo no estoy aprovechando".
"La vida va de AMOR y poquito más que añadirle ✨". Qué cierto, al final, lo único importante que dejamos es amor en sus diferentes formas.
Mil gracias Sonia, un placer leerte a ti también, como siempre❤️
Hola Cristina! Me ha encantado tu artículo. Hace más o menos un año leí el libro "Ser mortal" de Atul Gawande. Me hizo estremecer ver cómo de lejos estamos de la realidad de la muerte, y cómo el tabú que ha generado nos ha hecho vivir en una fantasía en la que pensamos que seremos eternos (O como tu bien dices: Preferimos fingir que nunca llega). Desde entonces escribo cada día un diario en el que me pregunto qué actitud tendría si hoy fuera mi último día (sin poder cambiar nada de lo que sucederá).
Otro tema del que estoy completamente de acuerdo es con el de la vejez, no sólo porque la falta de productividad los convierte en un residuo de la sociedad, sino porque llegamos a la vejez sin saber cómo tratar ni a los demás ni a nosotros mismos.
De nuevo gracias por el artículo, me ha parecido genial y creo que necesitamos hablar más a menudo y más directamente de ese gran tabú que tenemos en la sociedad occidental.
Hola Alex! Mil gracias por tu comentario, me ha encantado leerte. Y mil gracias también por citar ese libro, porque se va directo a mi lista de pendientes. Y sobre el tabú, no puedo estar más de acuerdo, hace poco entrevisté a un psicólogo que me contaba cómo han aumentado los casos de terapias por un miedo atroz a la muerte y, cuanto más la alejamos de nuestras vidas, más sucede. Qué buena la idea de tu diario, me parece un ejercicio súper potente e importante para ir construyendo la vida que queremos.
Y sobre la vejez, totalmente de acuerdo, creo que aún tendremos más trabajo con ese tema - si cabe - cuando nuestras generaciones lleguen a ella, porque es otra de las cosas que no estamos sabiendo procesar.
Mil gracias de nuevo por tus palabras y por tu reflexión, cada vez me planteo tratar este tema más a menudo porque veo que es súper necesario, para mí la primera :) Un abrazo!
No solo por el análisis certero sobre el periodismo y su fragilidad actual, sino porque en cada línea se nota lo más valioso: la necesidad de seguir creyendo.
También estoy comenzando a escribir aquí, desde un rincón más personal, llamado Notas desde la orilla.
No vengo del periodismo, pero sí de esa misma urgencia por narrar con profundidad, sin prisa, sin ruido.
Y leer este post me recordó que aún hay quienes escriben no para ocupar espacio, sino para ofrecerlo.
Gracias por esta pieza que no solo informa, sino que cuida.
Hola, Simón! Muchas gracias por tus palabras y disculpa por haber tardado tanto en leerte, se me debió quedar traspapelada la notificación. Me ha encantado leerte, sobre todo ese “escribir no para ocupar espacio, sino para ofrecerlo”. Qué manera tan precisa de explicarlo.
Me alegra unirme a ese lugar de pausa y profundidad y gracias por leerme con tanta atención, te leo con gusto también. Un abrazo
Que hermoso relato Cristina! Me hizo recordar varios momentos que tuve conversando con mis pacientes: Trabajé varios años como neurorehabilitadora y muchas de esas personas estaban cerca de la muerte (como si no lo estuvieramos todos). Había días tristes y otros muy lindos, pero hubo muchos momentos que volví a casa sabiendo que tenía todo lo que necesitaba: aunque quizás para otros fuera poco, sabía que tenía mis dos piernas, mis dos brazos y mi mente intactos para hacer lo que quisiera o ir a donde quisiera (y unos cuantos privilegios más quizá)
En fin, enfrentarnos con esas historias nos ayuda a ver la vida de otro modo. Y saber que en cualquier momento podemos enfermar o morir. A veces es difícil tenerlo presente, o estar presente, pero hay que agradecer y aprender a vivir sin tantas vueltas.
Qué valioso, Carla, qué bonito leerte. Me imagino la intensidad de esos momentos con tus pacientes, la mezcla de tristeza y belleza que debían tener esas conversaciones. Hay algo muy potente en enfrentarse a la fragilidad humana tan de cerca, te cambia la perspectiva por completo, desde mi punto de vista para bien, te hace tenerlo bien presente y exprimir más la vida.
Debe ser un trabajo muy duro pero tremendamente bello.
Damos por sentadas tantas cosas: el cuerpo que funciona, la mente lúcida, la posibilidad de movernos y elegir. A veces hace falta ese contraste para recordarnos que tenemos mucho más de lo que creemos. Y valorarlo.
Me quedo con esa última frase tuya como un mantra: agradecer y aprender a vivir sin tantas vueltas. Qué sencillo y qué difícil a la vez.
Gracias por traer esta mirada tan llena de humanidad. Me alegra muchísimo leerte por aquí. ❤️
Hola Cristina. Qué bien escrito, qué bien expresado. Tan directo, amable y certero...
Yo tengo la gran suerte de vivir con la muerte presente cada día, ¿sabes? Unos días más, otros menos, pero siempre sosteniéndole la mirada. Supongo que por todo lo que he vivido, no porque tenga una enfermedad terminal.
Y doy fe de que vivir con consciencia de la mortalidad te cambia la vida, totalmente. De arriba a abajo, transforma tu manera de estar en el mundo. A mejor, claro. De verdad que lo recomiendo muchísimo, como lo hacían los estoicos.
De más joven estuve a punto de tatuarme en el gemelo derecho la frase "De camino hacia la muerte". Mi pareja de entonces me convenció de no hacerlo, y al final se me pasó el momento, pero la idea la sigo llevando tatuada en la consciencia. 😊
Me ha encantado leerte, como siempre. Gracias por compartir sobre este tema, ojalá todos y todas hablásemos con más normalidad de él.
Ay, Clara ❤️ Como siempre, mil gracias de todo corazón por esas palabras tan bonitas, me llenan muchísimo.
Me permito el lujo de apuntarme tu frase en mi libreta: "tengo la gran suerte de vivir con la muerte presente, siempre sosteniéndole la mirada". Pura inspiración.
Qué bonito y valiente… Me conmueve mucho. Es curioso cómo, cuando convivimos con la idea de la muerte desde la aceptación, es como si todo se colocase en su lugar. Creo, como tú, que es uno de los regalos más grandes que uno puede hacerse, aunque llegue envuelto en experiencias duras.
Ese tatuaje invisible en tu consciencia me parece tan potente, que ojalá todos tuviéramos esa mirada más normalizada. Gracias de corazón por compartirlo aquí y por sumar desde un lugar tan honesto.
Llevo una semana un tanto bajo y tu relato me ha dejado un poquillo tocado. Me gusta mucho como escribes, escribes tan bonito y con una sensibilidad a flor de piel. Ojalá pudiéramos relacionarnos de mejor forma con la muerte, que lo pudiéramos normalizar y que perdamos el miedo a hablar de ella y a la propia muerte. Tengo escrito a medias un relato sobre la muerte, no sé cuándo seré capaz de terminarlo.
Siento esa semana bajita, Pedro! Espero que estés mejor. Muchísimas gracias por tus palabras 💙
Aunque nos cuesta hablar de ella, creo que hacerlo nos ayuda a vivir con más conciencia y profundidad. Si en algún momento sientes que puedes retomar ese relato, hazlo a tu ritmo, sin presiones.
Yo he sentido que, de alguna manera, escribir sobre la muerte es también una forma de reconciliarnos con ella. Estoy segura de que, cuando lo termines, será un texto muy valioso. Te mando un abrazo grande y mucha luz!
Este texto es un recordatorio poderoso de que la muerte no es el enemigo, sino la certeza que da sentido a la vida. Nos han enseñado a temerla, a evitar hablar de ella, pero al hacerlo, también nos alejamos de lo que realmente importa. Vivir con la conciencia de lo finito no es pesimismo, es el mayor acto de presencia y gratitud. No se trata de contar los días, sino de hacer que los días cuenten.
Totalmente de acuerdo, Elsa! No podría haberlo expresado mejor. Cuando dejamos de temerla, vivimos con más intención. Es una invitación a vivir con gratitud y plenitud. ✨
Siempre he visto la muerte como parte motivadora de vida. Desde el día uno de nuestro nacimiento, la llevamos como una sombra, corriendo a nuestro lado en la carrera de la vida. Entonces en vez te temerle, he optado por lograr metas antes que ella me alcance. No soy religioso, pero quien lo es, la ve como un modo de mejor vida, y quien se entera de alguna enfermedad terminal, enseguida prepara su "bucket list" para hacer lo que no a podido hasta el momento. Cogiendo estos ejemplos,¿ por qué no empezar desde ahora con esa lista cosas deseadas y vivir a plenitud? La muerte nos susurra a diario que vivamos, nos impulsa a lograr lo añorado y nos recuerda, que el presente es la oportunidad.
Qué forma más bonita de verlo, Vélamo! Totalmente de acuerdo, lejos de ser un final, puede ser ese recordatorio constante de que estamos vivos y de que cada día es una oportunidad para hacer, sentir y amar. Me encanta la idea de no esperar para empezar esabucket list! Gracias por compartir esa reflexión, es súper inspiradora.
Sí, siendo honestos yo creo que todos lo hacemos, olvidarla es lo más natural para nostros 😅 Y a veces, vivir plenamente también significa no pensar demasiado en ella. Pero a mí me gustaría, a la par y aunque parezca contradictorio, tener más presente que estamos de paso y recordarme que tengo que aprovechar cada día.
Coincido plenamente en todo lo que dices. Justo hace unas semanas intenté escribir sobre la muerte. Y no me salió. Es algo que escondemos, que ocultamos, que negamos.
Ojalá tuviéramos una relación diferente con ella porque es una compañera inevitable.
Precioso texto.
Totalmente de acuerdo, Isabel. Es un tema que pesa, que evitamos, pero que, como dices, es una compañera inevitable. Cristina ha sabido darle palabras con una delicadeza admirable. Ojalá poco a poco aprendamos a mirarla de frente, con menos miedo y más aceptación.
Ojalá 🤍 Gracias, Elsa!
Muchísimas gracias, Isabel! Te entiendo perfectamente, a mí también me ha costado hasta reflexionarlo, tenemos tantos muros... Pero es parte esencial de la vida. Ojalá aprendiéramos a abrazarla con más naturalidad. Gracias por compartir tu reflexión y por tus palabras, ojalá puedas escribir sobre ella cuando te nazca. Un abrazo!
Gracias, Cristina, por este texto que nos enfrenta con una verdad que tantas veces evitamos mirar. Leerlo es como detenerse un momento en medio del ruido y recordar lo esencial: la vida es un préstamo, y cada día es una oportunidad de habitarla con intensidad.
Me quedo con esta frase: “Nadie recordará el número exacto de días que vivimos, pero sí los momentos en los que estuvimos realmente presentes.” Qué cierto es. Nos obsesionamos con durar, pero olvidamos que lo único que realmente importa es cómo vivimos. No es la cantidad de días lo que deja huella, sino la intensidad con la que nos atrevemos a sentirlos.
La muerte es la única certeza, y sin embargo, vivimos como si no nos perteneciera. La esquivamos, la disfrazamos con eufemismos… pero ahí está, como un recordatorio de que el tiempo sigue su curso, de que la existencia no es infinita y de que, quizá, lo único verdaderamente trágico es llegar al final con la sensación de no haber vivido de verdad.
Nos han vendido la idea de que lo importante es durar, pero, ¿de qué sirve durar si no se siente la vida en las venas? ¿Si cada día es un trámite, una lista de pendientes, una rutina monótona sin propósito? La verdadera urgencia no está en escapar de la muerte, sino en asegurarnos de que cada día cuente, de que nuestra existencia deje una huella, aunque sea en un solo corazón.
Sí, la muerte nos iguala a todos, pero lo que nos diferencia es cómo elegimos vivir. ¿Con miedo o con coraje? ¿Evitando o abrazando? ¿Contando los días o llenándolos de vida?
Ojalá podamos hablar más de la muerte. No con terror, sino con la serenidad de quien entiende que es solo otra forma de transformarnos. Porque el verdadero drama no está en que la vida termine, sino en que pasemos por ella sin habernos sentido realmente vivos.
Muchísimas gracias por compartir. 🪄
"La muerte nos iguala a todos, pero lo que nos diferencia es cómo elegimos vivir". Qué gran verdad y qué bonito comentario, Alma de corredor 🤍 Súper profundo y lleno de reflexiones y certezas. Es increíble ver cómo ha resonado en ti y cómo lo has transformado en una reflexión aún más poderosa. Ha sido súper inspirador leerte. Gracias!
No puedo estar más de acuerdo, el problema es que nos olvidamos de vivir plenamente, nos olvidamos de la intensidad, la autenticidad, la presencia.
Ojalá podamos seguir abriendo estos espacios para hablar de lo esencial, para recordar que estamos aquí de paso y que lo único que realmente poseemos es la forma en que elegimos habitar cada instante. Gracias por detenerte, por sentir y por compartir. ✨
Que bonita historia y que dura a la vez porque se siente que Tatiana ansiaba vivir, le gustaba la vida, pero ya no, en esas condiciones. Que gran lección nos da y cuanta certeza en cada palabra. Quienes nos recordarán lo harán siempre por como les hicimos sentir, por lo amables que fuimos, la honestidad con la que les tratamos. Y muy probablemente no recordarán lo ricos o pobres que éramos, nuestro color de ojos o cuántas arrugas teníamos. La vida va de AMOR y poquito más que añadirle ✨
Otro precioso relato, Gracias 💫
Qué bonita reflexión, Sonia. Cristina ha logrado transmitir esa certeza con una sensibilidad que cala hondo. Al final, somos recuerdos en los demás, y lo que realmente queda es cómo hicimos sentir. La vida va de eso, de amor y conexión.
Qué bonito, Elsa, me alegra mucho que la reflexión haya resonado contigo. Totalmente de acuerdo, lo que dejamos en los demás es lo que de verdad queda. 💛
Justo, ver esa forma de ansiar vivir es precisamente lo que me rompe en dos, el decir: "ellas lucharon con todo para seguir teniendo lo que yo no estoy aprovechando".
"La vida va de AMOR y poquito más que añadirle ✨". Qué cierto, al final, lo único importante que dejamos es amor en sus diferentes formas.
Mil gracias Sonia, un placer leerte a ti también, como siempre❤️
Hola Cristina! Me ha encantado tu artículo. Hace más o menos un año leí el libro "Ser mortal" de Atul Gawande. Me hizo estremecer ver cómo de lejos estamos de la realidad de la muerte, y cómo el tabú que ha generado nos ha hecho vivir en una fantasía en la que pensamos que seremos eternos (O como tu bien dices: Preferimos fingir que nunca llega). Desde entonces escribo cada día un diario en el que me pregunto qué actitud tendría si hoy fuera mi último día (sin poder cambiar nada de lo que sucederá).
Otro tema del que estoy completamente de acuerdo es con el de la vejez, no sólo porque la falta de productividad los convierte en un residuo de la sociedad, sino porque llegamos a la vejez sin saber cómo tratar ni a los demás ni a nosotros mismos.
De nuevo gracias por el artículo, me ha parecido genial y creo que necesitamos hablar más a menudo y más directamente de ese gran tabú que tenemos en la sociedad occidental.
Hola Alex! Mil gracias por tu comentario, me ha encantado leerte. Y mil gracias también por citar ese libro, porque se va directo a mi lista de pendientes. Y sobre el tabú, no puedo estar más de acuerdo, hace poco entrevisté a un psicólogo que me contaba cómo han aumentado los casos de terapias por un miedo atroz a la muerte y, cuanto más la alejamos de nuestras vidas, más sucede. Qué buena la idea de tu diario, me parece un ejercicio súper potente e importante para ir construyendo la vida que queremos.
Y sobre la vejez, totalmente de acuerdo, creo que aún tendremos más trabajo con ese tema - si cabe - cuando nuestras generaciones lleguen a ella, porque es otra de las cosas que no estamos sabiendo procesar.
Mil gracias de nuevo por tus palabras y por tu reflexión, cada vez me planteo tratar este tema más a menudo porque veo que es súper necesario, para mí la primera :) Un abrazo!
Hola, Cristina.
Tu texto me ha dejado pensando largo.
No solo por el análisis certero sobre el periodismo y su fragilidad actual, sino porque en cada línea se nota lo más valioso: la necesidad de seguir creyendo.
También estoy comenzando a escribir aquí, desde un rincón más personal, llamado Notas desde la orilla.
No vengo del periodismo, pero sí de esa misma urgencia por narrar con profundidad, sin prisa, sin ruido.
Y leer este post me recordó que aún hay quienes escriben no para ocupar espacio, sino para ofrecerlo.
Gracias por esta pieza que no solo informa, sino que cuida.
Te sigo con gusto.
Simón
Hola, Simón! Muchas gracias por tus palabras y disculpa por haber tardado tanto en leerte, se me debió quedar traspapelada la notificación. Me ha encantado leerte, sobre todo ese “escribir no para ocupar espacio, sino para ofrecerlo”. Qué manera tan precisa de explicarlo.
Me alegra unirme a ese lugar de pausa y profundidad y gracias por leerme con tanta atención, te leo con gusto también. Un abrazo
Que hermoso relato Cristina! Me hizo recordar varios momentos que tuve conversando con mis pacientes: Trabajé varios años como neurorehabilitadora y muchas de esas personas estaban cerca de la muerte (como si no lo estuvieramos todos). Había días tristes y otros muy lindos, pero hubo muchos momentos que volví a casa sabiendo que tenía todo lo que necesitaba: aunque quizás para otros fuera poco, sabía que tenía mis dos piernas, mis dos brazos y mi mente intactos para hacer lo que quisiera o ir a donde quisiera (y unos cuantos privilegios más quizá)
En fin, enfrentarnos con esas historias nos ayuda a ver la vida de otro modo. Y saber que en cualquier momento podemos enfermar o morir. A veces es difícil tenerlo presente, o estar presente, pero hay que agradecer y aprender a vivir sin tantas vueltas.
Qué valioso, Carla, qué bonito leerte. Me imagino la intensidad de esos momentos con tus pacientes, la mezcla de tristeza y belleza que debían tener esas conversaciones. Hay algo muy potente en enfrentarse a la fragilidad humana tan de cerca, te cambia la perspectiva por completo, desde mi punto de vista para bien, te hace tenerlo bien presente y exprimir más la vida.
Debe ser un trabajo muy duro pero tremendamente bello.
Damos por sentadas tantas cosas: el cuerpo que funciona, la mente lúcida, la posibilidad de movernos y elegir. A veces hace falta ese contraste para recordarnos que tenemos mucho más de lo que creemos. Y valorarlo.
Me quedo con esa última frase tuya como un mantra: agradecer y aprender a vivir sin tantas vueltas. Qué sencillo y qué difícil a la vez.
Gracias por traer esta mirada tan llena de humanidad. Me alegra muchísimo leerte por aquí. ❤️
"porque cuando la muerte se acerca, no importa cuánto hemos acumulado, solo cómo hemos amado" hermoso!!! Gracias
Gracias a ti!! 🤍
Un texto para leer y releer. Y decir eso hoy en día, que vamos como pollos sin cabeza y la relectura es ciencia ficción, es mucho decir.
Mil gracias, vikinga!!!!! Desde luego, me llega mucho. ❤️
Un tema interesante, muy profundo. Gracias Cristina querida.
Gracias a ti, Ernestina, por leerme y por compartir tus pensamientos ❤️
Hola Cristina. Qué bien escrito, qué bien expresado. Tan directo, amable y certero...
Yo tengo la gran suerte de vivir con la muerte presente cada día, ¿sabes? Unos días más, otros menos, pero siempre sosteniéndole la mirada. Supongo que por todo lo que he vivido, no porque tenga una enfermedad terminal.
Y doy fe de que vivir con consciencia de la mortalidad te cambia la vida, totalmente. De arriba a abajo, transforma tu manera de estar en el mundo. A mejor, claro. De verdad que lo recomiendo muchísimo, como lo hacían los estoicos.
De más joven estuve a punto de tatuarme en el gemelo derecho la frase "De camino hacia la muerte". Mi pareja de entonces me convenció de no hacerlo, y al final se me pasó el momento, pero la idea la sigo llevando tatuada en la consciencia. 😊
Me ha encantado leerte, como siempre. Gracias por compartir sobre este tema, ojalá todos y todas hablásemos con más normalidad de él.
Un abrazo grande! 💜
Ay, Clara ❤️ Como siempre, mil gracias de todo corazón por esas palabras tan bonitas, me llenan muchísimo.
Me permito el lujo de apuntarme tu frase en mi libreta: "tengo la gran suerte de vivir con la muerte presente, siempre sosteniéndole la mirada". Pura inspiración.
Qué bonito y valiente… Me conmueve mucho. Es curioso cómo, cuando convivimos con la idea de la muerte desde la aceptación, es como si todo se colocase en su lugar. Creo, como tú, que es uno de los regalos más grandes que uno puede hacerse, aunque llegue envuelto en experiencias duras.
Ese tatuaje invisible en tu consciencia me parece tan potente, que ojalá todos tuviéramos esa mirada más normalizada. Gracias de corazón por compartirlo aquí y por sumar desde un lugar tan honesto.
Un abrazo enorme ❤️
Gracias a ti, por tendernos un espacio siempre tan limpio, en el que compartir sobre temas profundos. 🙏
Llevo una semana un tanto bajo y tu relato me ha dejado un poquillo tocado. Me gusta mucho como escribes, escribes tan bonito y con una sensibilidad a flor de piel. Ojalá pudiéramos relacionarnos de mejor forma con la muerte, que lo pudiéramos normalizar y que perdamos el miedo a hablar de ella y a la propia muerte. Tengo escrito a medias un relato sobre la muerte, no sé cuándo seré capaz de terminarlo.
Siento esa semana bajita, Pedro! Espero que estés mejor. Muchísimas gracias por tus palabras 💙
Aunque nos cuesta hablar de ella, creo que hacerlo nos ayuda a vivir con más conciencia y profundidad. Si en algún momento sientes que puedes retomar ese relato, hazlo a tu ritmo, sin presiones.
Yo he sentido que, de alguna manera, escribir sobre la muerte es también una forma de reconciliarnos con ella. Estoy segura de que, cuando lo termines, será un texto muy valioso. Te mando un abrazo grande y mucha luz!
Este texto es un recordatorio poderoso de que la muerte no es el enemigo, sino la certeza que da sentido a la vida. Nos han enseñado a temerla, a evitar hablar de ella, pero al hacerlo, también nos alejamos de lo que realmente importa. Vivir con la conciencia de lo finito no es pesimismo, es el mayor acto de presencia y gratitud. No se trata de contar los días, sino de hacer que los días cuenten.
Totalmente de acuerdo, Elsa! No podría haberlo expresado mejor. Cuando dejamos de temerla, vivimos con más intención. Es una invitación a vivir con gratitud y plenitud. ✨
Siempre he visto la muerte como parte motivadora de vida. Desde el día uno de nuestro nacimiento, la llevamos como una sombra, corriendo a nuestro lado en la carrera de la vida. Entonces en vez te temerle, he optado por lograr metas antes que ella me alcance. No soy religioso, pero quien lo es, la ve como un modo de mejor vida, y quien se entera de alguna enfermedad terminal, enseguida prepara su "bucket list" para hacer lo que no a podido hasta el momento. Cogiendo estos ejemplos,¿ por qué no empezar desde ahora con esa lista cosas deseadas y vivir a plenitud? La muerte nos susurra a diario que vivamos, nos impulsa a lograr lo añorado y nos recuerda, que el presente es la oportunidad.
Qué forma más bonita de verlo, Vélamo! Totalmente de acuerdo, lejos de ser un final, puede ser ese recordatorio constante de que estamos vivos y de que cada día es una oportunidad para hacer, sentir y amar. Me encanta la idea de no esperar para empezar esabucket list! Gracias por compartir esa reflexión, es súper inspiradora.
Gracias a ti por siempre compartir esos escritos tan increíbles!!!
Me ha encantado leerte. Muy de acuerdo con tus reflexiones ❤️
Muchísimas gracias, Sonia! Me alegro de que hayas conectado❤️
Buena historia para reflexionar, aunque yo tengo que admitir que la intento dejar en los márgenes en mi día a día 😅
Sí, siendo honestos yo creo que todos lo hacemos, olvidarla es lo más natural para nostros 😅 Y a veces, vivir plenamente también significa no pensar demasiado en ella. Pero a mí me gustaría, a la par y aunque parezca contradictorio, tener más presente que estamos de paso y recordarme que tengo que aprovechar cada día.