¿Demasiado mindfulness? Cómo encontrar el equilibrio para vivir más consciente abrazando el caos
¿Se nos ha ido de las manos esta moda? Explorar la vida consciente no debería convertirse en otra lista interminable de tareas. Reflexiones sobre cómo equilibrarnos sin exigencia.
¡Hola! Soy Cristina Garay, periodista especializada en lifestyle consciente, viajes y medio ambiente. En este rincón virtual encontrarás inspiración para vivir como sueñas, reflexiones sobre crecimiento personal, consejos sobre lifestyle consciente, mindset y viajes. ¡Suscríbete aquí para unirte!
🖋 El tema de hoy: reflexiones sobre el tan manoseado concepto del mindfulness. Y un agradecimiento especial.
♾️ Cositas que te recomiendo: una infusión de jengibre y cúrcuma antes de dormir. El cambio en mi cuerpo me ha sorprendido mucho.
🚐 Viajes: en dos días comienzo un pequeño roadtrip a Barcelona y al Delta del Ebro. ¡A partir del jueves os contaré!
🌿 Vida sostenible: mi pequeño cambio de esta semana está siendo cambiar todo lo desechable del baño por cosas reutilizables. Por ejemplo, he comprado discos reutilizables en vez de algodones de un solo uso.
👩🏻💻 Journal prompt: ¿Qué he hecho hoy que me acerque a lo que quiero alcanzar? ¿Qué he hecho que me haya alejado?
Lo primero que quiero hacer hoy es AGRADECER infinitamente que, partiendo de 0 y tan solo veinte días después de comenzar a escribir en Substack a través de estos post, ya somos más de 110 personas en Lo que mi perro me enseñó. No imagináis lo que significa para mí, así que GRACIAS INFINITAS a cada uno de los que estáis leyéndome al otro lado. Qué maravilla conectar. 🤍✨
Ser consciente está de moda.
El lifestyle consciente ha surgido como contrapeso del dañino ritmo de vida que hemos adquirido en los últimos años.
Y muchos nos hemos agarrado a él como a una tabla en mitad del océano tras un naugragio.
Leer frases como “vive el ahora” o “abraza el presente” han pasado de ser inspiradoras a agotar a veces, de pura repetición, hasta la última brizna de mi amor por la meditación.
Esa presencia plena ha dado la vuelta hasta entenderse precisamente al revés, desde la exigencia del pensamiento perfecto.
Hemos creado una especie de culto a la conciencia plena que, en mi opinión, la gran mayoría de las veces, la desdibuja.
¿Demasiado mindfulness? El arte de ser
Hay una sensación de paz cuando te das permiso.
Sin intenciones. Sin agenda.
Sin necesidad de meditar o ser una máquina de concentración constante.
El verdadero acto de ser consciente no está en la acumulación de todos esos momentos mindful, sino en aceptar lo que hay, sin necesidad de controlarlo todo.
Es como el caos.
Está demonizado. Nadie te cuenta que en medio de ese torbellino de pensamientos, emociones y deseos, también hay algo muy valioso. Un pensamiento saltarín que tiene un potencial creativo brutal.
Porque, ¿quién no ha tenido ese momento, casi sublime, de aceptar que no tienes ni idea de qué está pasando, pero eso es lo que mejor te sienta? De esos momentos suelen salir ideas y proyectos fantásticos.
En mi caso, suelen ser mi mejor brújula para decidir mi camino. Al apagar la mente y todos sus constructos, es cuando realmente sale a la luz lo que me apasiona.
Encuentra tu propio reset mental
Conozco bien ese caos porque, siendo honesta, siempre he sido esa persona a la que todos llaman “desastre” mientras ríen escuchando mis anécdotas.
Soy dispersa, inquieta, despistada, me gustan infinitas cosas y me cuesta mucho poner foco. Por eso, la meditación apareció en mi vida como una auténtica transformación para hacer viable esta aventura de ser freelance.
Mi mente y mi cuerpo son absolutamente distintos cuando dejo mis rutinas de yoga, deporte y meditación. Se vuelven un torrente incontrolable de saltos mentales continuos y falta de foco.
¡Por cierto! Mucho antes de lograr meditar, mi mayor reset mental era salir a caminar a la montaña, salir a correr, salir con mi cámara o escribir. La meditación está en todo, puedes encontrar tu propio momento de paz hecho a tu medida si meditar sentado no va contigo.
Por mucho que a día de hoy me encante meditar, últimamente me sorprendo pensando:
¿Me estoy convirtiendo en una especie de obsesa de la paz mental? ¿Estoy perdiendo mi lado más espontáneo y ruidoso, mi pensamiento más creativo, en favor de esa calma y ese orden mental?
Es una idea que suele venir a visitarme justo entre la última respiración consciente de mi meditación matutina y mi intento (fallido) de hacer yoga sin que mi perra me interrumpa.
Últimamente parece que, si no estás buscando tu "centro" con cada respiración, estás perdiendo el tren de la vida consciente. Y empiezo a sospechar que estamos llevando esto demasiado lejos.
Sea cual sea el estilo de vida que busques, no es una obligación, es una elección. Y, como todo, irá cambiando a lo largo de la vida.
La vida consciente no debería ser otro ítem en nuestra lista infinita de tareas para una vida perfecta. El verdadero propósito del mindfulness es invitarnos a vivir con intención, no abrumarnos con preguntas del tipo:
¿Estoy siendo lo suficientemente consciente?
¿Me estoy distrayendo demasiado?
¿Estoy disfrutando este momento?
¿Qué me quiere enseñar esto?
Nos acercamos a vida consciente buscando alinearnos, relajarnos y disfrutar más la vida y, en el fondo, resulta que nos ponemos nuevas cadenas.
Paradójico, ¿no?
(Te puede interesar: 3 hábitos matutinos que cambiaron mi día: cómo aprender a habitar tu tiempo)
Ser consciente es simplemente SER
Aquí viene la segunda verdad:
Vivir con más conciencia no es sinónimo de buscar la perfección.
No se trata de estar perfectamente alineados, ni de sentir que has alcanzado un nirvana cotidiano. Se trata de darte permiso para ser. Simplemente ser. Sin filtros, sin expectativas, sin necesidad de hacer de cada momento una postal espiritual.
Y eso incluye esos días en los que estás agotado, en los que no encuentras paz ni meditando. Porque aceptar que no tienes todas las respuestas, y que no buscamos vivir de forma perfecta - sencillamente, porque esa forma perfecta ni siquiera existe - también es un acto de consciencia.
Keep it simple: mi mantra para un estilo de vida consciente
He notado algo en el aire últimamente: la buena fama del mindfulness oculta algo que considero revelador: tal y como lo estamos interpretando, puede hacerte sentir que cualquier movimiento que hagas, cualquier pensamiento, se vuelve un examen constante.
“¿Estoy en el momento? ¿Estoy viviendo con propósito? ¿Esto es lo correcto?”
Resulta que, en realidad, ese pensamiento rumiante de juicio, es todo lo constrario al objetivo de vivir mejor.
¿Donde ha quedado la simpleza de, sencillamente, vivir? Salir de la mente, volver al cuerpo y disfrutar.
(Te puede interesar: Equivocarse, mi mantra para este año)
La clave, como en todo, es el equilibrio
Es curioso cómo, cuando se convierte en una obligación, ser consciente pierde por completo su sentido. En lugar de ser una forma de vivir más plena, empieza a ser solo otro deber, otra lista de cosas por hacer.
Yo prefiero encontrar mi equilibrio en el caos.
Aceptar que hay días en los que el mindfulness es solo recordar respirar y, otros, en los que respirar es lo último en lo que puedo pensar. No está mal. Nada es malo per se.
La ironía está en que, de alguna manera, la verdadera conciencia de uno mismo puede llegar cuando te permites no estar centrado todo el tiempo. Y, a veces, la libertad llega de una manera mucho más sencilla: cuando te liberas de la necesidad de estar siempre siendo consciente de ti y tu alrededor.
La verdadera paz está en no controlar
Creo que el mindfulness más real está en saber que no tienes que tener todo bajo control.
Puede ser tan simple como tomarte un respiro, mirar al cielo y recordar que la vida, aunque un poco desordenada, tiene su propio ritmo.
Y que está bien no estar siempre zen, no estar siempre meditando, no estar siempre conectado.
Así que, si te parece que toda esta búsqueda de la conciencia está un poco sobrevalorada, bienvenido al club. La clave no está en forzar la paz, está en encontrar tu espacio para descansar en el caos, y dejar que la vida fluya alrededor, a su ritmo.
Sin estar tan pendiente de si estás haciendo lo correcto o siendo consciente.
Ser consciente es, simplemente, permitirte ser. Y tal vez eso es todo lo que necesitamos recordar.
El equilibrio entre el caos y la calma
Vivimos rodeados de caos. Y en ese desorden puede haber tanto valor como en una meditación perfecta. No todo en la vida tiene que ser estructurado, ni cada momento necesita una intención detrás.
A veces, el verdadero mindfulness es recordar que puedes soltar las riendas sin que el mundo se desmorone. Es encontrar un pequeño momento de paz en medio de las tareas, o incluso reírte de lo surrealista que puede ser todo.
(Relacionado: 12 hábitos de año nuevo para... ¡disfrutar la vida!)
Mindfulness a tu manera
Si algo he aprendido, es que la vida consciente no necesita verse como un anuncio de retiro espiritual. Puede ser algo tan simple como:
Respirar antes de responder un email molesto.
Agradecer medio zombie la primera taza de café del día.
Caminar descalzo por la hierba porque sí, y bajar de la mente a tus sentidos.
El mindfulness no es una caja en la que tienes que encajar, ni un check en tu lista diaria. Es una manera - la tuya - de relacionarte contigo mismo y con el mundo.
Lo importante es que encuentres tu manera de conectar contigo y con el presente, sin sentirte culpable cuando no lo hagas “perfecto".
Así que, si sientes que todo este culto al mindfulness te está saturando, recuerda: la conciencia más auténtica está en ser amable contigo mismo, incluso en el caos.
Ser consciente no significa hacer todo bien. Simplemente, significa ser.
💬 Ahora te toca a ti:
¿Qué opinas? ¿Te sientes abrumado por toda esta "moda" que desfigura a veces la vida consciente o has encontrado un equilibrio que funcione para ti?
Cuéntame si alguna vez has sentido algo así. Me encantará leerte. Si este post te inspiró, únete a Lo que mi perro me enseñó, déjame un ❤️ y comparte esta reflexión con alguien que lo necesite. ¡Feliz lectura! 🌿
Tienes toda la razón. Llevo años comentado lo mismo en redes, blog y libros. El marketing ha hecho daño y no se entiende lo que hay detrás. Ni siquiera hace falta sentarse a meditar largo rato!!!! Gracias por tus palabras. Me encanta coincidir.
Sí, me he sentido (y me siento) así. Abrumada por la lista interminable de tareas a las que se suma la atención plena, el cuidarse física y mentalmente. Me parece un soplo de aire fresco tu publicación de hoy y me da un perspectiva distinta (¡y liberadora!). Que el día tiene 24 horas, jornada laboral, jornada del hogar y jornada infantil y conjugar eso con “estar” para nuestros hijos, “estar” para nuestras parejas y “estar” para una misma… pues hay días que no cabe ni un alfiler y sobra culpa y agotamiento. A mi me libera escribirlo, de ahí mi Vikinga. Quizás eso TAMBIÉN es mindfulness.