Kokoro: el secreto japonés para vivir mejor
Descubrir el significado del concepto japonés kokoro, y aprender a aplicarlo en mi escritura y en mi día a día, transformó mi vida.
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🖋 El tema de hoy: el maravilloso término japonés kokoro.
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🌿 Conscious tip: practica la coherencia entre pensamiento, emoción y acción. Cuando alineas lo que piensas, sientes y haces, vives con mayor autenticidad y bienestar.
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“Solo con el corazón se puede ver bien. Lo esencial es invisible a los ojos” — Antoine de Saint-Exupéry.
Hace unas semanas me topé por primera vez con el término kokoro.
El cielo se teñía de ámbar y carmín mientras paseaba a mi perra por un parque desierto. No sentía prisa, no había urgencia. El viento rozaba mi piel con la suavidad de un recuerdo y, en ese instante, todo estaba en su lugar: las hojas sonaban bajo mis pies, el murmullo lejano de una fuente, la cadencia de mi propia respiración acompasada con el mundo.
Era una sensación profunda, como un latido silencioso que me envolvía. Esa misma tarde, descubrí que los japoneses tienen una palabra para esto: kokoro.
Un hilo invisible
Kokoro es una de esas palabras imposibles de traducir en nuestro idioma. Es el corazón, pero también la mente. Es el alma, pero no solo el alma. Es un hilo invisible que une pensamiento, emoción y esencia en un solo latido.
En Japón no se concibe la separación que hacemos en Occidente entre razón y sentimiento. No hay dicotomía entre lo que pensamos y lo que sentimos; somos un todo indivisible y kokoro es el puente entre el interior y el mundo que nos rodea.
El lenguaje crea el pensamiento
Descubrir kokoro fue poner nombre a una certeza antigua: que la vida no nace solo del pensamiento ni solo de la emoción, sino de entrelazar ambas.
Como periodista, cuando escribo opinión siempre trato de atrapar el temblor de la vida en palabras, la emoción que precede a la razón. Pero kokoro resume, en seis letras, que no basta con describir lo que se siente; hay que habitarlo, dejar que impregne cada palabra.
Cuando dejamos que las palabras se deslicen sin miedo, cuando no narramos desde la mente ni desde el corazón, sino desde el espacio donde ambos convergen, eso es lo que los japoneses nombran con la palabra kokoro.
Llevo días inmersa en esta palabra. El libro de Natsume Sōseki, su novela Kokoro, no explica las emociones, las habita. Cada pausa, cada silencio, late con una verdad que trasciende al lenguaje.
Tras las palabras
Mientras en Kyoto albergan el Centro de Investigación Kokoro, en Occidente dividimos el mundo en pares opuestos: razón y emoción, mente y corazón, pensamiento y sentimiento. Nos enseñaron a elegir entre lógica y pasión, como si fueran fuerzas en disputa.
Pero kokoro nos muestra que esa separación es ilusoria. No pensamos con la cabeza ni sentimos con el pecho; somos un flujo continuo de pensamientos y emociones entrelazados.
Cuando entendemos esto, la vida cambia. Dejamos de racionalizarlo todo, de diseccionar lo que sentimos. Aprendemos a escribir, a amar, a vivir sin dividirnos en piezas. Kokoro nos enseña que la verdad de las cosas no está en las palabras, sino en lo que late detrás de ellas.
Los investigadores están empezando a derribar barreras que estos conceptos han forjado en nuestra manera de concebir el mundo, explicando el misterioso vínculo entre corazón y mente: kokoro.
Vivir con kokoro
Desde que supe de este concepto, intento vivir con kokoro. Escuchar sin prisas, mirar más allá de las apariencias, escribir con la piel y no solo con la pluma.
Tal vez todos tenemos un primer instante en el que somos conscientes de que el mundo y nosotros no somos dos cosas separadas, sino la misma melodía vibrando en armonía.
Quizá lo esencial siempre ha estado dentro de nosotros, esperando a ser nombrado.
Respirar el mundo
¿Cómo podemos aplicar kokoro en nuestra vida diaria? No se trata de una teoría lejana ni de un concepto abstracto. Kokoro es la manera en que respiramos el mundo, en que nos abrimos a él sin armaduras ni barreras.
Practicar kokoro significa estar presentes, permitirnos sentir sin juicios, escribir sin miedo, crear sin restricciones. Significa encontrar belleza en la cadencia de una conversación pausada, en el aroma del café matutino, en la textura del sol sobre la piel. Significa abrirse al momento con total honestidad.
En la escritura, kokoro es escribir con el alma y no solo con la mente. Es no temer la vulnerabilidad, dejar que la verdad se filtre en cada frase. También puede aplicarse a la música, a la danza, a la pintura, a la manera en que nos relacionamos con los demás. Kokoro nos invita a vivir sin divisiones, a encontrar en lo cotidiano la chispa de lo trascendente.
Vivir con kokoro es entregarse, sin reservas, a la experiencia de estar vivos.
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¡Feliz lectura! 🌊
Es hermoso ❤️🩹
"Es la manera en que respiramos el mundo" llevo un tiempo trabajando en eso, incluso llevo un tatuaje en su honor y como recordatorio de que la razón y el sentimiento no debaten en mis decisiones sino que van agarrados de la mano. Gracias!!!