Solo 4 horas al día: mi nuevo enfoque para trabajar mejor y vivir más
El minuto a minuto de cómo un susto de salud me ha dado un nuevo enfoque de productividad para vivir más, sin culpa ni estrés.
¡Hola! Soy Cristina Garay, periodista especializada en lifestyle consciente, viajes y sostenibilidad. En este rincón virtual encontrarás inspiración para vivir como sueñas, reflexiones sobre crecimiento personal, consejos sobre lifestyle consciente, mindset y viajes. ¡Suscríbete aquí para unirte!
🖋 El tema de hoy: un experimento para un estilo de vida más saludable y feliz.
∞ Hoy te recomiendo: la publicación de Substack
.🚐 Viajes: Cabo de Palos en 3…2…1…
🌿 Conscious tip: define un “horario de cierre” para tu vida laboral, incluso si trabajas por tu cuenta. Respetarlo te ayudará a mantener un equilibrio real entre productividad y bienestar, evitando el agotamiento y dejando espacio para tu vida personal.
👩🏻💻 Journal prompt: “¿Cómo vivo mi relación con el trabajo en este momento? ¿Estoy equilibrando bien mi tiempo entre productividad, descanso y disfrute? ¿Qué pequeños cambios podría hacer para mejorar mi bienestar laboral?” 🌿
🎶 Qué estoy escuchando mientras escribo: Good people - Mumford and Sons. Runaway - Ziggy Alberts.
La vida tiene la costumbre de sacudirnos.
Así, repentina, como si fuera un recordatorio de lo que importa.
Esta semana ha estado teñida de uno de esos sustos que ponen la vida en pausa. Uno de los que nos hace convertir por fin lo importante en urgente, y no al revés. Uno de los que nos devuelve a nuestro centro. Nos ubica donde siempre debimos estar.
Un bulto en el pecho. Grande, pero silencioso. Y una ginecóloga que no pierde el tiempo: “esto no es un quiste”, asegura. Afirma que hay que operarlo, hay que analizarlo. Disimula su alarma mientras mete a calzador una cita urgente para confirmar sus sospechas.
Me habla de las opciones que puede revelar la ecografía. En su opinión, revelará la urgencia de un quirófano y - por mi historial familiar repleto de cáncer de mama - cruzar muy fuerte los dedos.
Y, de repente, todo lo demás —las prisas, los correos, los pendientes— dejan de importar.
La vida se encoge en la espera, en esa pausa incómoda que, aunque momentánea, te recuerda lo frágil que es todo.
Me dan cita para la ecografía varios días después. ¿Días? No soy fácil de alterar, pero tampoco soy de sentarme a esperar. Mi gen investigador se activa; busco centros por todo Madrid y, en uno, encuentro una cita al día siguiente a primera hora.
Acudo con la sensación de que la vida va a dar un vuelco. Pero dispuesta a encajar el golpe.
Qué sensación más extraña me aborda en la sala de espera.
Lo que ocurre a continuación entre las paredes de aquella pequeña sala oscura es la definición pura del alivio más extremo.
“Buenas noticias”, dice de pronto la ecografista. “Es un quiste bastante duro, pero es un quiste”.
En aquella extraña calma rutinaria, quiero gritar de alegría, soltar la tensión del cuerpo. Salgo y llamo a mi pareja. Su alivio extremo también se palpa, casi como algo físico, desde el otro lado del teléfono.
Pienso: “ya está, no ha sido nada”.
Pero me doy cuenta de que no es así. “Nada” es en el fondo una de esas grandes sacudidas que parecemos necesitar de vez en cuando para exprimir al máximo la vida.
“No estoy viviendo la vida que amo”, me sorprendo. Mi mente aprovecha ese impás para borrar el autoengaño y traer a mi pensamiento consciente lo cansada que estoy de sentirme en una rueda constante.
Yo, que siempre fui de aventura, de mar, de mi amado kitesurf, de viajes y aprendizajes constantes desde la exploración del mundo. Y siento que llevo meses, por no decir años, atrapada en la gran ciudad por trabajo.
Noto de pronto que ese desgaste es mucho mayor del que creía.
De camino a casa, veo de pronto claro algo que, si digo en voz alta en cualquier comida con amigos, probablemente hará que alguien escupa el café de la risa:
Voy a trabajar menos y vivir más.
Reducir horas de trabajo y regalárselas a vivir, a todo aquello que amo y he dejado de lado.
Y para lograrlo, necesito que sea literal. ¿Puedo probar a trabajar 4 horas al día durante un mes? “Sí”, me digo a mí misma. “Pues a por ello”.
Creo que trabajar con la vista puesta en que, si acabo a las 12h, tengo el resto del día para mí, puede transformar mi productividad de forma salvaje.
La gran mentira de las mil horas trabajando
Si soy realmente sincera conmigo misma, no aprovecho al máximo todas las horas que paso frente al ordenador o trabajando cámara en mano. Pero desde la perspectiva de tener algo que amo CADA DÍA esperándome al cerrar el portátil, sé que mi mente puede ponerse a echar humo del rendimiento por la motivación de VIVIR.
Seamos realistas. Cuando realmente nos ponemos a trabajar enfocados al 100%, ¿cuánto tiempo tardamos en hacer lo importante?
Bastante menos de 8 horas al día.
Así que, este mes, voy a experimentar con una semana de trabajo de 20 horas.
¿Cómo funcionará?
Nada de reglas rígidas - me conozco y eso no va a funcionar -, pero la idea es algo así:
4 horas de trabajo al día, en mis momentos de máxima energía.
Organización y planificación x1000.
Nada de autoengaños productivos.
Y lo que creo que será la clave para mí:
Agendar también el resto del tiempo personal en cosas que yo considero VIVIR. Es decir, plantar en mi agenda un enorme “13.30h: ruta por Peñalara”.
¿Lo lograré? Puede que sí. Puede que no. Puede que acabe escribiendo otro artículo titulado "Cómo acabé trabajando 60 horas cuando intenté reducir a 20".
Pero tengo claro que necesito probar. Porque si hay algo que me da más miedo que fracasar en esto, es mirar atrás dentro de unos años y sentir que sigo sin vivir la vida que amo.
Como dice Sol Aguirre en uno de sus últimos artículos:
“Porque a mí lo que me acojona no es morirme, es llegar al final y darme cuenta de que no he aprovechado el maravilloso privilegio de estar viva”.
🖋 Quizá te guste
💬 Me encantará leerte
Cuéntame lo que te nazca en los comentarios, me encanta leeros.
Si este post te inspiró, únete a Lo que mi perro me enseñó, cuéntame en un comentario ❤️ y comparte esta reflexión con alguien que lo necesite.
¡Feliz lectura! 🌊
Como diría Pau Donés, "Vivir es urgente".
Que alivio que el susto haya quedado en nada Cristina, ya nos irás contando cómo va eso de trabajar 4 h al día.. espero que lo consigas!